“Sufrían, cada fibra de mi cuerpo alcanzaba
ese sufrimiento amordazado, un remoto señorío aniquilado, un tiempo de libertad en que el mundo había sido de los axolotl”.
ese sufrimiento amordazado, un remoto señorío aniquilado, un tiempo de libertad en que el mundo había sido de los axolotl”.
J. Cortázar
«Bird Guhl
Apenas sé cómo he llegado a esto, a esto que soy ahora, una especie de estado larvario que me sujeta al suelo, y me impide ponerme siquiera a dos patas. Sólo sé que ahora repto, yo que fui un pájaro en otra época, yo que veía desde las alturas.
Este espacio, esta jaula mejor dicho, en la que vivo, se suponía que era el rincón ideal donde poder descansar de mi libertad conquistada y saciada, el lugar ideal desde donde poder observarme a mi mismo y no a los otros con tiempo, para volver asi a mi reino en las alturas más completo. Pero no, este rincón resultó ser una trampa, una trampa convertida en sepultura con el aire necesario para poder vivir eternamente.
¿Y ahora? ¿qué clase de vida me espera? Una vida larvaria, una vida en la que apenas necesito comer ni respirar, pues me basta una pequeña bocanada de aire para poder vivir varios días, me es suficiente una minúscula gota de agua para saciar mi sed durante meses, y con una pequeña mota de polvo puedo alimentarme durante semanas.
Así que pienso y pienso y vuelvo a pensar con todo el tiempo en frente de mis ojos, burlándose y bailando sobre mi conciencia. Pienso en que podría dejar de beber este microscópico rastro húmedo, podría dejar de alimentarme de esa mísera mota de polvo, podría simplemente dejar de respirar. Dar así por extinguida mi especie.
Yo que fuí un pájaro, yo que alimenté los sueños de muchos hombres, yo que atemorizé durante siglos, yo que fui dueño del ser.
Yo que era inalcanzable y libre.»
«Bird Guhl
Apenas sé cómo he llegado a esto, a esto que soy ahora, una especie de estado larvario que me sujeta al suelo, y me impide ponerme siquiera a dos patas. Sólo sé que ahora repto, yo que fui un pájaro en otra época, yo que veía desde las alturas.
Este espacio, esta jaula mejor dicho, en la que vivo, se suponía que era el rincón ideal donde poder descansar de mi libertad conquistada y saciada, el lugar ideal desde donde poder observarme a mi mismo y no a los otros con tiempo, para volver asi a mi reino en las alturas más completo. Pero no, este rincón resultó ser una trampa, una trampa convertida en sepultura con el aire necesario para poder vivir eternamente.
¿Y ahora? ¿qué clase de vida me espera? Una vida larvaria, una vida en la que apenas necesito comer ni respirar, pues me basta una pequeña bocanada de aire para poder vivir varios días, me es suficiente una minúscula gota de agua para saciar mi sed durante meses, y con una pequeña mota de polvo puedo alimentarme durante semanas.
Así que pienso y pienso y vuelvo a pensar con todo el tiempo en frente de mis ojos, burlándose y bailando sobre mi conciencia. Pienso en que podría dejar de beber este microscópico rastro húmedo, podría dejar de alimentarme de esa mísera mota de polvo, podría simplemente dejar de respirar. Dar así por extinguida mi especie.
Yo que fuí un pájaro, yo que alimenté los sueños de muchos hombres, yo que atemorizé durante siglos, yo que fui dueño del ser.
Yo que era inalcanzable y libre.»
Do meu amigo A.
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